El cliente siempre tiene la razón
El cliente siempre tiene la razón; José Manuel un tanto romanticón, seduce a las mujeres antes de asesinarlas. Fue contratado para darle piso a una da
Ella tiembla al viento como la última hoja de un árbol que agoniza…
Dejo que escuche mis pasos…
Se tensa sólo por un momento.
José Manuel: – ¿Quieres fumar?–
Ella: –Si. Te aceptaré uno. ¿Te aburre esa gente tanto como a mi?–
José Manuel: –Yo no vine por la fiesta, vine por ti. Llevo días observándote… eres lo que todo un hombre puede desear. No es sólo tu cara, tu figura, o tu voz… son tus ojos. Todas las cosas que veo en ellos.
Ella: –¿Qué es lo que ves en mis ojos?–
José Manuel: –Veo una loca calma. Estás harta de huir, estas lista para encarar lo que debes encarar, pero no quieres hacerlo sola.–
Ella: –No quiero encararlo sola.–
El viento arrecia eléctrico. Ella es suave y cálida y casi no pesa nada. Su perfume es una dulce promesa que me trae lágrimas a los ojos. Le digo que todo saldrá bien. Que yo la salvaré de lo que la espanta y me la llevaré muy, muy lejos.
Le digo que la amo…
… El silenciador convierte el disparo en un susurro… la abrazo hasta que se va…
Jamás sabré de qué estaba huyendo.
Canjearé su cheque en la mañana...
Becky: –Ajá… si.
Mamá, no hables así.
No es la ciudad.
Hay accidentes de tráfico en todas partes. Sólo es una fractura.
El doctor dijo que se va a sanar enseguida.–
Si doblas por la esquina correcta en Ciudad Pecado, puedes encontrar lo que sea.
José Manuel: –Becky… ¿quieres un cigarrillo?–
Becky: –Yo también te quiero mamá.–
Cualquier cosa.
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