Seguramente estás aprovechando a tope los días del calorcito rico porque ya vienen los de calor infernal, y qué decir de la mentada canícula.
Es una pena que dure tan poco, ¿verdad?
Bueno, donde vivo en Sinaloa, México, dura más porque estamos casi en frente de donde pega más de lleno el sol, en el ecuador.
Pero no todo es color de rosa, también tiene sus inconvenientes. Como los dichosos mosquitos.
¿Sabes por qué abundan tanto en esta época del año?
¿O por qué van más a por unas personas que a por otras?
Si les pica la curiosidad, pongan atención.
Antes que nada, en defensa de estos bichejos, hay que decir que existen unas tres mil especies distintas de mosquitos en la tierra y sólo unos pocos nos pican.
Muchos son totalmente inofensivos, aunque a los pobres los persigamos con la intención de matarlos en cuanto los vemos.
Como sabes, estos insectos prefieren los ambientes candentes y húmedos, y la clave está en que no tienen sangre caliente pero su ciclo vital precisa de calor.
Algunas hembras de mosquito son fecundadas, necesitan sangre de animales o seres humanos y aprovechan sus proteínas para madurar los huevos. Es por eso que las que pican son las hembras y no los machos.
Al picar, los mosquitos introducen en nuestra piel dos aguijones. Uno para chupar la sangre y el otro para inyectar una sustancia que evita que la herida se coagule (anticoagulante) antes de haber terminado de sorber.
Esta sustancia hace que nuestro cuerpo libere histamina, relacionada con el sistema inmune, y que es en realidad la que nos produce el picor y las ronchas.
En verano la gente lleva menos ropa y tiene la piel más expuesta. Además; la humedad y las lluvias hacen que haya más zonas con agua caliente estancada, como las charcas, el sitio ideal para que los mosquitos vivan y pongan sus larvas.
En invierno su gestación dura dos meses, pero en las épocas de calor se reduce a una semana, por eso aumenta tanto su población.
¿Y por qué atacan más a unas personas que a otras?
Pues se trata de una combinación de varios factores.
Para empezar, está el color de nuestra ropa, los más llamativos son los que más captan su atención.
Además, está el dióxido de carbono que expulsamos al respirar, que les orienta y atrae. Por eso, cuando dormimos al aire libre, es habitual despertarnos con varias picaduras.
También son propensas las personas con un físico más desarrollado o las embarazadas, porque son las que emiten más CO₂ emiten. Y son las que tienen una temperatura corporal superior y desprenden más calor, otro de los factores que atraen a los mosquitos.
Además de Dióxido de Carbono, otras sustancias de nuestro cuerpo son un reclamo para los mosquitos, como el amoniaco (NH₃) que se desprende con el sudor.
Un estudio reciente ha demostrado que el grupo sanguíneo puede influir también en la elección de la víctima, al constatar por ejemplo que las personas con sangre de tipo Cero (0), recibían casi el doble de picaduras que las de tipo A o B.
Así que ya saben amigos. Si reúnes alguna de estas condiciones, prepárense para la batalla con sus pulseras repelentes, la pomada, antihistamínico y sobre todo mucha paciencia.
Y no se rasquen, que luego es peor.
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