El Poder de la Imperfección: Superar el Síndrome del Momento Perfecto
El Poder de la Imperfección: Superar el Síndrome del Momento Perfecto; nunca lo supe, nunca me di cuenta, sólo hice lo que pensé que era ideal para mi
Mejor hecho que perfecto: cómo evitar el ‘síndrome del momento ideal’. |
“¿Cómo supiste, cómo te diste cuenta de que era el momento de empezar?”. Esta es una pregunta que me han hecho en varias ocasiones durante mis eventos presenciales, y siempre me sorprende. Nunca había reflexionado sobre ello hasta que me lo preguntaron, y mi respuesta, tras unos segundos de meditación, fue sencilla: “Nunca lo supe, nunca me di cuenta. Solo le hice caso a lo que mi corazón me indicaba”. La decepción en el rostro de quien preguntó fue evidente; quizás esperaban una respuesta más elaborada o un secreto revelador. Sin embargo, cualquier otra respuesta habría sido una mentira. Hoy, respondería lo mismo.
El síndrome del momento perfecto es la raíz de la procrastinación. Esperamos condiciones ideales, que los planetas se alineen, o una señal inequívoca que nos indique que es el momento adecuado para actuar. Pero la vida tiene una forma curiosa de sorprendernos, de darnos lo que deseamos incluso antes de que lo imaginemos. La magia de la vida reside en su imprevisibilidad. Por ejemplo, puedes conocer a tu futura pareja en un día cualquiera, en un encuentro fortuito que jamás planeaste.
Es esencial entender que siempre es el momento perfecto. Esperar la alineación de circunstancias ideales es una falacia. Nadie tiene control absoluto sobre su vida ni sobre lo que sucede. Lo único que podemos hacer es tomar decisiones. ¿Qué hubiera ocurrido si, el día que conociste a esa persona especial, decidiste no hablarle? Posiblemente, nunca habrías formado esa relación significativa.
Muchas personas talentosas y con experiencias valiosas no logran cumplir sus sueños porque esperan el momento perfecto. Pero el momento perfecto es ahora, es hoy. Aplazar decisiones, esperando que todas las condiciones sean ideales, es una necedad. En algún momento, todos caemos en esa trampa y postergamos decisiones. ¿El resultado? Nada sucede, porque el momento perfecto nunca llega.
Compartiendo una experiencia personal, cuando comencé como emprendedor, dediqué casi un año a escribir mi primer libro sobre marketing, buscando la perfección. Cuando finalmente lo publiqué, la felicidad fue breve porque el contenido se desactualizó rápidamente. Aprendí que los emprendedores deben construir el avión mientras lo vuelan. Si esperas tenerlo todo perfecto, la oportunidad se pierde.
La respuesta a todas las preguntas acerca de tu producto es la validación. |
"Mejor hecho que perfecto" es una máxima que he adoptado. Siempre habrá margen para mejorar cualquier producto o servicio. El iPhone de Apple es un claro ejemplo: la primera versión y el último modelo son radicalmente diferentes, pero ambos cumplieron su propósito en su momento. Si Apple hubiera esperado a tener un iPhone perfecto antes de lanzarlo, probablemente nunca lo habría hecho.
El miedo a equivocarnos es el principal impulsor del síndrome del momento perfecto. Paradójicamente, procrastinar es el verdadero error. El tiempo perdido es irrecuperable. El miedo al rechazo también juega un papel crucial; nos preocupa tanto la posibilidad de no cumplir las expectativas del mercado que posponemos el lanzamiento de nuestros productos o servicios.
Un producto está listo cuando cumple con el estándar mínimo para solucionar el problema que se propuso resolver. Si ofrece una solución efectiva, ya es suficientemente bueno, independientemente de los detalles perfectibles.
Superar el síndrome del momento perfecto es posible mediante la validación de tu producto o servicio. Presenta un prototipo a un segmento del mercado, recopila retroalimentación y realiza mejoras. Este proceso debe evitar convertirse en un ciclo interminable de ajustes. Lanza tu producto, y mientras vendes, puedes continuar mejorándolo.
Cada vez que recuerdo la pregunta “¿Cómo supiste que era el momento de empezar?”, agradezco no haber esperado el momento perfecto. Seguí mis instintos y atendí el llamado de mi corazón. Ha sido un viaje lleno de aprendizajes, a pesar de las turbulencias.
El mayor error es no hacer nada por miedo a equivocarse. Comienza con lo que tienes, usa los recursos disponibles y da lo mejor de ti. En el proceso, aprenderás y mejorarás continuamente. Así como cuando comenzaste a estudiar una nueva disciplina, con el tiempo y la práctica te conviertes en un experto. No dejes que el miedo te paralice; el momento perfecto para actuar es ahora.
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