Sacrópolis. Mago sin don |
-¿Te perdiste? Alina preguntó con frialdad. La bodega está en el ala de al lado.
-No, -guardé las flores detrás de la pared y las saqué como un mago- un conejo, aunque difícilmente puedes sorprender a una hechicera experimentada con tanta estupidez. Sin embargo; el rostro tenso se relajó un poco y el interlocutor dejó de fruncir el ceño.- Estoy exactamente en el lugar correcto. Me gustaría disculparme por lo que tuve que hacerte. E incluso si tu personaje no está cerca del azúcar, no puedes azotarlo. Máximo: una buena nalgada.
-¿Qué dijiste? dijo en tal tono que quise desaparecer lo antes posible para no recibir una lección objetiva de magia oscura.
"Es broma", sonrió irónicamente. “Solo quería animarte.
-Tú no tienes la culpa de nada - Alina se volvió hacia la ventana. Y no me deben nada.
-Culpable, - sin preguntar, entró en la sala y tomó un jarrón de cristal vacío de la mesa.
Un deseo claro más una gota de regalo, y un tercio del recipiente se llenó de agua, en el que colocó el ramo. -No discutas. Pero no vine aquí a disculparme por el bien de la formalidad y olvidarme de todo hasta el siguiente error. Quiero ser útil. Quiero liberar Sacropolis y vengarme de Carter. Por lo tanto, te pido que me ayudes a recordar todas las habilidades perdidas. Te pido que seas mi mentor.
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