Ticci Toby

Ticci Toby; El largo camino a casa parecía seguir y seguir. La carretera se extendía delante del vehículo, infinita. Los rayos de luz que atravesaban

Ticci Toby
Ticci Toby.

Era un fin de semana cualquiera, después de salir de fiesta con mis amigos. Me encontraba caminando solo hacía mi casa. La brisa soplaba y se oía el crujido de las bisagras. La mayoría de las personas encontrarían esto algo espeluznante. Yo no, conocía esta ciudad bien, muy bien.

Tengo el cuchillo conmigo, también soy fuerte y rápido, ¿a que debería tenerle miedo?

De repente, cuando pasé por debajo de una farola, volteé hacia el callejón que solía frecuentar con mis amigos y vi una figura que parecía rebuscar dentro del contenedor de basura.

No vi el rostro de la persona, sin embargo, escuché claramente el crujido Crrrac-ccckk-crackack.

Cuando su cabeza se giró a un lado, como si de un búho se tratase. Retrocedí y quedé en shock, pero al instante; una mueca de diversión apareció en mi cara.

Sé que es extraño para una persona tener una reacción así después de ver algo tan anormal en un callejón, pero es que soy raro en general.

“Maldición, los drogadictos siempre haciendo cosas extrañas…”

Me reí de ese pensamiento y continué por la acera, mis botas chocaban contra el cemento y el sonido que hacían parecía tener ritmo.

Estaba contento de tener la casa para mí, mi madre trabajaba mucho últimamente y estaba casi siempre solo.

Es de noche, todo a mí alrededor parecía en llamas, estoy flotando lentamente en el oscuro y confuso mundo de los sueños. Ya sabes, esa sensación reconfortante en la cual sabes que estás dormido y te encuentras a la deriva, tranquilo, todo está en paz, mientras tus recuerdos pasan como imágenes borrosas en tu mente.

De repente, despierto de mi sueño, me doy cuenta de que mis ojos están abiertos, me acomodo en la cama, parpadeó un par de veces, mis ojos se ajustan a la oscuridad.

Me siento ahí, por un momento, preguntándome ¿Qué me ha despertado?

Estoy a punto de acurrucarme en las suaves sábanas de nuevo, pero justo antes de que lo haga, un llamativo sonido llama mi atención, Crrrac-ccckk-crackack.

No sonaba muy fuerte así que vendría de la calle, seguramente serían gatos. Animales estúpidos.

Odiaba cuando los gatos me despertaban. Molesto, me dejé caer en el colchón, que rebotó ligeramente. El sonido no se detuvo y empezó a sincronizarse con mi cabeza…

¿Sería una grieta?

¿Acaso era real o estaba en mi cabeza?


Me incorporo de nuevo, las sábanas se deslizaron por mis brazos. Mientras una de mis manos estaba sobre la cama, la otra buscaba el cuchillo en mi mesita de noche, mis dedos sintieron el mango y se envolvieron alrededor de él.

Tal vez estaba exagerando, pero más vale prevenir que lamentar…

Se escuchaba cada vez más cerca. Tomé el cuchillo con fuerza… Crrrac-ccckk-crackack.

Más cerca…

Como si estuvieran abajo.

Eran como pasos. El lento sonido comenzaba a sonar en mi pasillo. No tenía ninguna duda, había alguien en mi casa. Sentí un hormigueo mientras se me ponían los cabellos de punta.

Mi corazón se disparaba como una ráfaga de adrenalina a través de mi cuerpo, estaba congelado, como una estatua de mármol. No me atrevía a respirar.

Podía sentir cada latido resonando en mi cuerpo, si hacía ruido, lo que hubiera en el pasillo podría escucharme.

¿Qué debo hacer?

¿Gritar?

¿Pedir ayuda?

¿Atacarlo?

¿Matarlo?

¿Esconderme?


Salté decidido de la cama, observé la sombra de unos pies frente de mi puerta, una grieta de luz invadió mi cuarto, sin embargo, había una sombra que lo cubría casi todo…

Me quedé sin respiración, pero mi corazón seguía latiendo, un sudor frío se apoderó de mí. Sonaron las bisagras, la puerta estaba abierta de par en par. Traté de gritar, estaba paralizado.

De repente me vino a la mente el callejón y el contenedor de basura. Era la misma figura. Un escalofrío me recorrió la espalda. Solo tuve fuerzas para decir NO.

Vi que lo que me acechaba era un hombre, su rostro estaba completamente oculto con gafas anaranjadas, capucha sobre su frente y algo que le cubría la boca y la barbilla. Se acercó, tambaleándose ligeramente, se acercaba lenta y tenebrosamente hacía mí.

Dirigió una mano hacía su rostro…"Shhhhh".

Retrocedí contra mi cama, estaba agarrando el cuchillo con tanta fuerza que mis nudillos sangraron. Me di cuenta que el hombre llevaba un hacha en la mano, mucho más imponente que mi pequeño cuchillo.

Observé la sangre que goteaba de ella. El intruso elevó el hacha, la sangre resbalaba sobre esta. No podía moverme y solté mi cuchillo poco a poco que cayó estrepitosamente en el suelo.

Ahogué un grito, y mis oídos captaron un sonido… "¡No!" "Shhhh…"

Dijo él de nuevo, mientras continuaba su camino hacia mi.

Me fijé en su cuello que estaba en un ángulo inhumano, escuché el sonido de sus huesos, sus tendones, el sonido de la muerte.

No podía escapar, no podía moverme, lo estaba esperando. Mi corazón latía cada vez más rápido, cada vez veía más borroso. Sentía que me iba a desmayar.

Su cuerpo se movía de forma extraña. Dió un paso más, el cuello parecía agrietarse, otra vez ese sonido misterioso que ahora me resultaba familiar…Crrrac-ccckk-crackack “Shhh…”

Dijo una vez más, solo estaba a un paso de mí, elevó ligeramente su hacha. Me iba a morir. Su hacha se acercó a mí lentamente, la sentí apoyada en mi estómago. En ese momento, sentí una mano en mi hombro, levantándome solo un poco, suficiente para sentir la cuchilla perforando mi abdomen.

La agonía enseguida se hizo presente en mí, mi cuerpo se puso rígido, el miedo, la conmoción.

Las estrellas de la noche se perdieron de mi vista, mi visión se volvió blanco y negro, mi mundo giró, lo último que vi fueron un par de zapatos con punta de plata y el charco que se formó con mi propia sangre llegando hacia la punta de los zapatos del intruso…

Y entonces mi mundo se volvió negro y entumecido...


Bibliografía

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