Sonic.exe, Ben Drowned, Súper Mario, Tails Doll y Mortal Kombat. |
Seguro que a muchos de ustedes les han regalado algún videojuego por navidades. Como a mis sobrinos, que este año se portaron muy bien.
Pues de eso vamos a hablar, como pasa con algunos hechos históricos o rodajes de películas, son muchas las leyendas urbanas basadas en videojuegos malditos.
Algunos nunca han existido; otros han sido poseídos, causándole daño a los jugadores… o incluso la muerte.
Debes tener mucho cuidado con Sonic, Tails Doll, Ben Drowned, Super Mario o Mortal Kombat… podría ser la última partida que jueguen.
Sonic.exe
Al igual que la mayoría de la gente, soy un gran fan de Sonic el erizo, me gustan los juegos nuevos, pero no me importa jugar a los clásicos.
Todo comenzó en una tarde de verano, estaba tranquilamente jugando en mi habitación cuando escuché al cartero dejar algo en el buzón.
Paré el juego y fui a recoger el correo. Sólo había una caja de CD y una nota. Era mi mejor amigo Kyle, no sabía nada de él desde hacía dos semanas. La nota estaba como escrita con prisa y ponía:
–Tom, no puedo soportarlo más, tengo que deshacerme de esto. Confío en que puedas hacerlo por mi. Yo no puedo, el me persigue. Si no destruyes este CD vendrá a por ti también, es demasiado tarde para mi… destruye el disco, hazlo rápido. No se te ocurra jugar, eso es lo que el quiere, simplemente acaba con el. Por favor… Kyle–
Después de leer la nota no entendía nada, ¿estaba Kyle gastándome una broma? Observé la caja y el disco del interior, no había nada raro, solo tenía escrito en rotulador negro las palabras SONIC.EXE, ¿de qué manera me podría hacer daño?
La verdad es que me entraron ganas de jugar, ya les dije antes que soy muy fan de Sonic. Subí a mi habitación e instalé el juego.
Cuando apareció el título me di cuenta de que era uno de los primeros juegos de Sonic.
Todo parecía ir normal, hasta que por una fracción de segundo me pareció ver algo raro en la pantalla de inicio. El cielo se había oscurecido, el emblema título estaba oxidado y arruinado, el 1991 SEGA fue reemplazado por un 666 y el agua se había vuelto roja.
Lo más espeluznante eran los ojos de Sonic, de tono negro y sangrando con dos puntos brillantes rojos mirándome. También su sonrisa daba miedo.
Cuando llego a la pantalla de personajes para elegir, estaban Tails, Knuckles y el Dr. Robotnik.
Ahora estaba seguro de que algo estaba pasando. Quiero decir; ¿cómo se puede jugar con Robotnik en un juego de Sonic clásico?
En ese momento me di cuenta de que estaba jugando a un juego hackeado.
Me animé a seguir. Elegí a Tails y al seleccionarlo, el juego se congeló durante unos 5 segundos y oí una risa escalofriante.
Empecé a jugar e hice que Tails empezara a correr como lo haría en cualquiera de los juegos Sonic clásicos, en un terreno plano y unos cuantos árboles.
Al rato, vi pequeños animales que yacían muertos en el suelo, sangrando.
Tails tenía una mirada triste y la música empezó a ralentizarse.
Seguí avanzando con Tails, pero se le notaba afectado, subiendo por una colina apareció Sonic apoyado en un árbol. Tenía los ojos negros y una sonrisa maligna.
Tails parecía realmente asustado.
La pantalla se volvió negra durante unos 7 segundos y apareció un texto blanco formando un mensaje:
–Hola: ¿quieres jugar conmigo?–
Pero; ¿qué estaba pasando? Tails volvió a parecer en pantalla, tenía mucho miedo, se dirigió a mi con una cara de terror, quería que lo sacase de allí, así que empezamos a correr.
De repente escuché la risa escalofriante de nuevo de Sonic y apareció con los ojos negros y rojos.
Seguí corriendo con Tails, pero Sonic no dejaba de perseguirlo volando, hasta que lo atrapó.
Se abalanzó sobre Tails justo antes de que la pantalla se quedase en negro, y escuché un grito y volvió a aparecer un texto:
“Eres demasiado lento, ¿quieres intentarlo de nuevo?”
Aunque no quería, tuve que seguir jugando, esta vez elegí a Knuckles. Escuché de nuevo la risa y un mensaje apareció:
“No puedes correr”.
En este nivel el cielo era rojizo y el suelo metálico. Knuckles me miraba asustado al igual que Tails antes.
Empecé a jugar, pero la risa desesperante volvió de nuevo. Sonic apareció justo delante de Knuckles con esos ojos diabólicos en una pixelada nube de humo negro.
A Knuckles se lo veía desesperado, intentó defenderse pero Sonic lo atrapó.
La pantalla se volvió negra y se escuchó el grito.
¿Qué es lo que estaba pasando? Me asusté de verdad y decidí dejar de jugarlo. El juego me había agotado, así que me quedé dormido, pero; rápidamente una inquietante pesadilla arruinó mi descanso.
Podía oír los gritos de Knuckles y Tails pidiendo ayuda. ¿Los había abandonado?
Me llené de valentía y empecé a jugar de nuevo, cuando inicié ya sólo podía escoger a Robotnik.
Esta vez la pantalla era una especie de pasillo de paredes color púrpura, había velas que emitían luz rojiza y salpicaduras de sangre en la pantalla.
Comencé a correr con Robotnik, no parecía nervioso como los otros dos. Según avanzaba, las paredes se volvían cada vez más oscuras.
Las velas pasaron a emitir una misteriosa luz azul y la horrible risa sonó de nuevo, ya estaba aquí. Sonic apareció justo enfrente de Robotnik.
Esta vez parecía mucho más real. Tenía la sonrisa más horrible que jamás había visto y sus ojos grandes lloraban sangre.
Me paralicé de miedo, Tails, Knuckles, Robotnik y posiblemente Kyle habían desaparecido por culpa de este macabro erizo.
Yo tenía que ser el siguiente. Vi como el hiperrealista Sonic se abalanzaba sobre la pantalla venía hacia mi. La pantalla se volvió negra.
En ese momento casi me desmayé y apareció un último texto en negro:
“¿Listo para la ronda dos Tom?"
La risa maniática sonó como si Sonic estuviera justo detrás de mi. Apareció la pantalla de inicio con Tails, Knuckles y Robotnic acabados.
Lloré por ellos, estaban atrapados para siempre en ese juego maldito.
Intenté sacar el juego del ordenador pero no fui capaz, escuché una voz como un susurro:
“Trata de mantener esto interesante para mi Tom.”
Me di la vuelta para ver de dónde venía la voz y lo que vi me hizo gritar…
… Sentado en mi cama había un peluche de Sonic, sonriendo con manchas de sangre en sus ojos.
Ben Drowned
Me presento; mi nombre es John Coiffure y ahora que se ha popularizado la historia de Ben Drowned o Ben el Ahogado, me gustaría aclarar algunos hechos que estuve investigando tras su muerte.
Empezaré por el principio, Ben y yo íbamos en la misma clase. Era un niño muy tímido pero nos hicimos amigos enseguida porque compartíamos la misma pasión por los videojuegos.
Uno de nuestros favoritos era The Legend of Zelda: Majora’s Mask para la Nintendo 64.
Ben era un chico esbelto con el cabello rubio hasta la altura de los hombros y los ojos de color celeste. Todos lo consideraban un bicho raro porque su personalidad era diferente.
La pandilla de matones de la clase formada por Matt, Jack y Alex, se metían con él constantemente. Matt era el peor, era despreciable y tenía una cicatriz en el labio por una antigua pelea de la que solía alardear.
La situación del pobre Ben en casa tampoco era muy buena. Su padre había fallecido el año anterior en un accidente de tráfico.
Justo antes de morir, Ben le había contado los problemas que tenía en el colegio y él lo había tranquilizado.
–Mañana iré a hablar con tu profesor. Seguro encontraremos un final maravilloso, ¿no es así?–
Le dio un beso en la frente y se rio sin saber que esas serían sus últimas palabras.
Ben no solía sonreír mucho, el día que más feliz lo vi fue cuando logró comprarse el juego de Majora´s Mask con el dinero que había ahorrado.
Se pasaba horas jugando y siempre lo llevaba con él.
–Ojalá yo fuera como Link y pudiera ser valiente y enfrentarme a esos matones.– Solía decir.
Un día fui a buscar a Ben a su casa para ir juntos a clases. Cuando llegué estaba jugando al Majora’s Mask. Recuerdo que guardó la partida justo en la fase de “Skull Kid.” Después metió el juego en su mochila y nos dirigimos a la escuela.
En el descanso vino a buscarme desesperado porque Matt había estado rebuscando en sus cosas y su juego había desaparecido. Lo acompañe a la sala de profesores a contar lo sucedido y fuimos en busca de Matt.
–Ben, ¿estás seguro de que ha sido Matt?– Dijo la profesora.
–Si, yo lo vi mirando en mis cosas.–
–Ten por seguro que no volverás a verlo.–
Escuché a Matt murmurar con una voz sombría.
La profesora pidió a Matt que vaciara su mochila. Allí estaba el juego sin la pegatina.
Ben me pidió que se lo guardara, tenía miedo de que a la salida se lo intentaran quitar de nuevo. Me dijo que me llamaría para quedar en un lugar seguro para dárselo.
Al llegar a casa estuve esperando su llamada. Pasaron diez minutos, veinte, treinta y no sonaba el teléfono. Estaba preocupado, ¿y si Matt y los demás le habían hecho algo?
Salí corriendo hacia la casa de Ben con el juego en la mano. Justo antes de llegar oí los gritos y gemidos que venían de la orilla de un lago cercano.
Me acerqué y entonces vi a Matt, Jack y Alex. Al lado estaba Ben, tirado en el suelo, malherido. Gritaba de dolor y se cubría el rostro con las manos.
Me quedé a unos metros de ellos y vi como Matt agarraba un palo de madera del suelo.
–Decías que me viste tomar tu asqueroso juego, ¿no? Tranquilo; no vas a volver a ver nada.–
Introdujo el palo en uno de los ojos de Ben y después en el otro, Ben gritaba desesperado. El espectáculo era espeluznante, quería hacer algo pero no era capaz de moverme.
La sangre chorreaba de los orificios de sus ojos y cubría el rostro y la ropa de mi amigo. Vomité y empecé a llorar.
–No debiste hacer eso.– Le dijo Ben a Matt.
Matt lo levantó por el cuello y lo arrastró al lago. Hundió su cabeza en el agua, ahogándolo mientras se reía a carcajadas.
Jack y Alex se asustaron y salieron corriendo. Cuando Matt terminó el trabajo, soltó el cuerpo sin vida de Ben y se fue en la misma dirección.
No quedaba nadie. Me acerqué a Ben con las piernas temblorosas. Lo mantuve entre mis brazos, abrazándolo sin soltar el juego de Majora’s Mask que aún tenía en la mano.
Estuve así hasta que llegó la policía que había sido alertada por una vecina. Mi mejor amigo había muerto y yo no pude hacer nada para evitarlo.
Esto todavía me produce pesadillas por las noches.
Cuando volví a casa fui al baño a quitarme la sangre. El juego de Zelda también estaba manchado. Le pasé un trapo y vi que algo estaba escrito a mano en el cartucho, una palabra; Majora.
No me había dado cuenta hasta entonces del detalle, pero no le di importancia.
Al día siguiente, cuando me desperté, el juego había desaparecido. Lo busqué por todos lados sin encontrarlo.
Tras contarle lo sucedido a la policía metieron a Matt en un centro de menores. Tres días después, salió en las noticias que había muerto en extrañas circunstancias.
Decían que los ojos se le salieron de las cuencas mientras jugaba a The Legend of Zelda: Majora’s Mask. En la televisión aparecía la foto de el cartucho del juego. ¡Era exactamente como el de Ben, el que tenía yo, con la palabra escrita igual!
Casi me desmayé, sentí un escalofrío, ¿qué estaba pasando? Me puse a investigar y descubrí que jack y Alex también habían muerto de la misma forma que Matt.
Tenía que ser la venganza de Ben. Pero la cosa no se quedó así, todo empezó a ir más allá y sucedieron más muertes.
Me puse en contacto con gente que había jugado a la versión del juego maldito para saber en qué se diferenciaban del original.
Había una partida guardada con el nombre de Ben. A menudo aparecía Skull Kid en fases donde no debería, mirándote fijamente. Y la estatua siniestra de Link te perseguía por todas partes haciendo animaciones extrañas con unos ojos diabólicos ensangrentados.
Un día me prestaron el videojuego. Mientras jugaba apareció la estatua de Link, y al morir en una de las pantallas ponía; “Te haz encontrado con un final terrible ¿no es así?" Me quedé atónito. Era una frase parecida a la que le había dicho el padre de Ben antes del accidente.
Había una parte que no les había aparecido a otros jugadores. Cuando Link estaba muriendo, en el diálogo ponía; “Aunque no me ayudaras, no te guardo rencor amigo”.
Así que es cierto que hay una versión maldita del juego de Zelda, donde a Ben Drowned le gusta jugar con tu mente para que sientas miedo. Su imagen te persigue incluso en sueños, atormentándote hasta que probablemente pierdas la cabeza…
Súper Mario
Hola de nuevo, bienvenidos a un nuevo artículo de terror.
En esta ocasión les traemos un creepypasta muy especial, ya que no está basado en un asesino, ni una criatura demoníaca, sino en uno de los videojuegos más populares.
Esta es la versión más mortal del Súper Mario 64.
Recuerdo que cuando era joven me encantaba mi Nintendo 64. Solía pasarme horas y horas jugando encerrado en mi habitación. El tiempo se me pasaba volando. Tengo un par de juegos favoritos que me he pasado varias veces, pero; sin duda mi preferido era el Súper Mario 64.
Me lo sabía de memoria, de principio a fin. Por eso me fastidió tanto cuando lo perdí.
Mi familia y yo nos mudamos de casa y desapareció en el traslado. Con el tiempo dejé de jugar a la consola Nintendo 64 y me olvidé de todo aquello.
Pero una noche de madrugada, navegando por Internet, apareció un extraño pop-up que vendía antiguas copias del Súper Mario 64 sin estrenar.
Me invadió la nostalgia y decidí comprar una.
Cuando me llegó, unos días más tarde pude ver que realmente se trataba de una copia barata. La caja no tenía cubierta y el cartucho simplemente tenía el nombre del juego escrito a mano con rotulador.
Me sentí estafado e intenté reclamar, pero la web donde lo compré había desaparecido, y la dirección de contacto devolvía los Mails como si no existiese.
Asqueado, pero a la vez intrigado; decidí desempolvar mi antigua Nintendo 64 y probar aquella mala copia.
Tras pasar la pantalla de título, apareció la cara de Mario que puedes moldear y quise divertirme estirándole las orejas.
Pero, de repente una interferencia de estática apareció en la pantalla. Y lo más raro, se empezaron a escuchar extraños sonidos y lo que parecía una voz que susurraba, casi imperceptible.
Quité el cartucho y soplé en la ranura, un viejo truco que hacía de pequeño. Al volver a iniciar el juego, pasé de largo el rostro de Mario y empecé una nueva partida.
Me extrañó que no saliese la introducción con el vídeo de la princesa Peach invitando a Mario a su castillo.
“Dear Mario:Please come to the Castle. I’ve backed a cake for you.
Yours truly, Princess Toadstool. PEACH.”
En vez de eso aparecí directamente allí, sólo que algo había cambiado.
El lugar era mucho más oscuro y lúgubre.
No había ningún Toad rondando, ni se escuchaba ninguna voz y la única puerta que había daba al cuarto que pertenece al nivel del Campo de los Bob-Omb.
Cuando entré, vi que; en vez del cuadro de los Bob-Omb había un lienzo en blanco.
Pensé que todo aquello eran glitches; fallos menores del juego al ser una copia barata, así que entré en el cuadro.
La pantalla se volvió negra y en vez del nombre de la misión, apareció un mensaje que decía; ¡Sal de aquí!
Aparecí en el campo de los Bob-Omb, pero no estaba solo. Luigi estaba junto a mi. Aquello me sorprendió mucho, no recordaba que saliese en el juego original.
Cuando me acerqué a el, salió huyendo y corrí detrás de el.
De repente, todo alrededor se fue volviendo más tétrico. Cada vez que alcanzaba una moneda, el paisaje se oscurecía y la música y los enemigos se volvían más lentos.
Hasta que directamente se quedaron congelados y cayeron muertos al suelo.
Había perdido de vista a Luigi, así que subí hasta lo alto de la montaña, pero no vi al rey Bob-Omb esperándome, sólo una pequeña cabaña.
Abrí la puerta y me quedé impactado al ver la imagen de Luigi ahorcado, colgando del techo, acompañada de una triste y molesta melodía de piano.
Mario cayó al suelo de rodillas y empezó a sollozar. La pantalla se desvaneció y volví al cuarto del castillo, pero aquello, había cambiado también.
Un montón de Toads me rodeaban, con los ojos en negro y una expresión macabra. Y lo más aterrador; en el cuadro había ahora una foto de mi propia familia.
Me asusté tanto que quise apagar la consola, pero no hubo manera. Ni siquiera desenchufando todo, la pantalla seguía encendida, como obligándome a seguir jugando. Así que salté dentro de la foto y empecé la única misión disponible llamada:
“No preguntes, corre”.
El escenario eran un montón de plataformas sobre un lecho de agua ponzoñosa. Una extraña forma, un bulto negro sin definir, apareció y comenzó a arrastrarse tras de mi.
Salté de plataforma, sin ningún tipo de escapatoria, hasta que por fin me atrapó y me consumió lentamente.
Perdí una de mis vidas y volví a salir disparado del cuadro, pero en esta ocasión, la foto de mi familia había cambiado.
Sus cuerpos empezaban a mostrar signos de descomposición, como si fueran cadáveres recientes. El efecto era demasiado real como para ser un photoshop.
Más bien parecía una foto auténtica.
Desesperado por dejar de ver esa imagen grotesca, volví a saltar dentro del cuadro. Esta vez la misión se llamaba:
“Ya estoy aquí”.
Aparecí en una habitación oscura, sin ninguna salida, ni refugio. Al fondo había un piano, y cuando me acerqué a el, se transformó en una horrenda criatura que empezó a perseguirme.
No había forma de dañarlo así que tuve que dejarme morir. Pero; en vez de la típica secuencia de muerte, Mario cayó al suelo. Empezó a desangrarse y sus tripas se desparramaron por alrededor.
Era algo grotesco, pero se convirtió en totalmente aterrador cuando poco a poco cambió a una imagen real; una reconstrucción verídica de un Mario agonizante.
Paralizado, no pude más que quedarme observando, hasta que Mario volvió a salir expulsado del cuadro.
Ahora el castillo estaba en llamas. Había una pintada hecha con sangre en la pared que decía:
“Nunca podrás salvarlos”.
Y en el cuadro, la imagen de mi familia era totalmente aterradora. Sus cuerpos estaban cada vez más descompuestos, con agujeros de los que salían insectos que devoraban su carne.
Sus tripas colgaban hacia afuera y los globos oculares se asomaban fuera de sus cuencas.
Aterrado, agarré el celular e intenté contactar con ellos, pero no hubo manera. Mi padre, mi madre, mi hermana… ninguno contestaba.
Volví a ver la pantalla y esta vez sólo aparecía la frase Game over sobre un fondo negro.
Temiéndome lo peor, salí de casa corriendo para ir a buscarlos, pidiendo por favor que no les halla pasado algo.
Tails Doll
En este nuevo artículo, les traemos la adaptación de un nuevo creepypasta; la leyenda de una espeluznante y misteriosa criatura, que tiene relación con uno de sus juegos favoritos.
Pero, esta historia comienza mucho tiempo atrás, antes de que las videoconsolas invadieran los hogares.
A principios de la década de los ochenta, en una localidad de los Estados Unidos, comenzó a cundir el pánico cuando se sucedieron una serie de muertes violentas.
Las víctimas habían sido torturadas y asesinadas de manera brutal y el responsable siempre dejaba escritas con sangre en la pared las iniciales TD.
Más allá de esto, la policía no tenía ninguna pista.
La matanza más brutal tuvo lugar en un hogar donde seis personas murieron y sólo una sobrevivió, con heridas de gravedad.
Su testimonio fue escalofriante. Afirmó haber sido atacado por un pequeño oso de peluche cubierto de sangre, con una sonrisa macabra llena de colmillos y de cuyos ojos brotaban llamas.
Sobre su cabeza tenía una especie de antena, con una piedra roja y actuaba como loco, dando saltos de un lado a otro.
La policía descartó su testimonio y fue ingresado en un sanatorio mental. Días después, se quitó la vida.
Por la ciudad comenzó a correr el rumor de que el responsable de los crímenes no era un psicópata, sino un ente demoníaco, y todo el mundo se encerraba en su casa en cuanto se ponía el sol.
Una noche, una patrulla de policías encontró en un callejón los restos de un cuerpo masacrado, y a los pocos metros, una figura escribiendo las iniciales TD con sangre en la pared.
Salieron tras él y pudieron perseguirlo gracias al rastro de sangre que dejó hasta las afueras de la ciudad, donde se escondió en el cementerio.
Para ese momento ya se había dado la voz de alarma y varias patrullas comenzaron a rastrear el camposanto.
El periodista de un diario local apareció también y se le permitió acompañar a una de las parejas de policías.
Después de mucho rato dando vueltas y escuchando ruidos extraños, de repente uno de los oficiales cayó desplomado al suelo, con la voz ahogada por los borbotones de sangre que salían de su garganta.
Mientras el otro policía ayudaba a su compañero, el periodista reaccionó rápidamente con su cámara y sacó una instantánea en medio de la oscuridad.
Cuando más tarde la reveló en su laboratorio, no podía creer lo que veía. Un pequeño oso de peluche aparecía de pie sobre una tumba, sosteniendo en su mano un hacha manchada de sangre.
La imagen confirmaba la descripción que había dado en su momento la anterior víctima, y cuando fue publicada en la prensa, la gente se volvió histérica.
Ya no bastaba con cerrar puertas y ventanas, se usaban rosarios, inciensos, agua bendita y cualquier objeto religioso que valiese para protegerse de aquél ser demoníaco.
Acudieron en masa para preguntarle al párroco qué podían hacer ante semejante amenaza, y este contestó que la única salvación era la fe.
Se convocó una vigilia de rezos y plegarias que duró ininterrumpidamente varios días.
La gente se volcó para pedir ayuda a los cielos y debilitar así el poder del monstruo.
De repente, una noche la criatura se apareció de rodillas ante el sacerdote.
La sangre y las llamas brotaban de sus ojos con más fuerza que nunca y sus gritos desesperados intentaban acallar los rezos de la gente.
El cura juntó la valentía necesaria para plantarse frente a él, pronunció unos versos y le roció con agua bendita, momento en el que monstruo soltó un alarido de dolor y explotó como una gran burbuja de sangre empapando a todos los presentes.
Por fin; la maldición había terminado.
Todo volvió a la normalidad, y la gente intentó olvidar aquella macabra experiencia. Hasta mucho tiempo después, a finales de los noventa, cuando SEGA lazó para su consola Saturn una nueva entrega de su saga estrella; el Sonic R.
Se trataba de un revolucionario juego de carreras en tres dimensiones, que incluía un par de personajes secretos que se podían desbloquear como recompensas.
En un hogar de Los Ángeles, California, una madre llamaba a cenar a su hijo, que llevaba varias horas encerrado en su habitación, jugando a este nuevo título.
Tras varios intentos sin respuesta, subió dispuesta a regañarlo, pero; lo que encontró la dejó desencajada.
Su hijo yacía tendido en el suelo con los labios azules, espuma en la boca y las pupilas dilatadas.
La consola estaba encendida y no paraba de sonar en bucle una de las canciones del juego; “Can you feel the sunshine?”, con un tono alegre que le daba a todo aquello una atmósfera bizarra.
Se dictaminó que el chico había muerto por un ataque de epilepsia a causa de jugar demasiadas horas seguidas, lo que no dejaba de ser extraño porque no tenía ningún antecedente familiar de esta enfermedad.
Tras el funeral, la familia regaló todos sus juguetes y pertenencias.
La videoconsola fue a parar con su mejor amigo, que ya en casa la conectó y comprobó que justo antes de morir, el chico había desbloqueado un nuevo personaje. Se llamaba Tails Doll, la versión oscura de uno de los protagonistas del juego, que tenía aspecto de muñeco de peluche y una antena con una luz roja en la cabeza.
Este hecho se dio a conocer por los foros de Internet y empezó a correr el rumor de que le sanguinario TD había vuelto a la acción, a través del macabro personaje del videojuego.
SEGA no tardó en reaccionar y lo hizo desaparecer de todos sus productos. Pero ya era demasiado tarde y la pesadilla volvió a hacerse realidad.
Una semana después hubo un nuevo asesinato. Una vez más un cadáver brutalmente torturado y una inscripción en sangre, esta vez más extensa.
Decía:
“Gracias por su miedo y por devolverme a la vida. A partir de ahora no tendré cuerpo, ya no lo necesitaré. Porque soy Tails Doll”.
Mortal Kombat
Bienvenidos a esta última historia de terror de este artículo.
En esta ocasión les traemos la adaptación de un creepypasta diferente, basado en uno de los videojuegos de lucha más populares y sangrientos; el Mortal Kombat.
Pues les aseguramos que puede ser aún más sangriento e inquietante.
¿Preparados? Que comience el juego…
¡Fight!
Escribo esto para alertar a cualquiera de lo que puede pasar si intenta probar esta versión maldita del videojuego.
Han pasado muchos años y creo que estoy preparado para hablar.
Lo que vi en aquella pantalla…
Aún no sé si era real o simplemente una alucinación producida por el exceso de horas jugando. Pero fuera lo que fuese, tuvo unas consecuencias funestas para mí y los de mi alrededor.
Las navidades de aquél año, como el resto de mis amigos, le había pedido a mis padres que me regalaran el nuevo Mortal Kombat, pero ellos se negaron porque decían que era un juego demasiado violento.
En aquél momento no sabía cuanta razón tenían.
Caminaba por la calle, cuando vi un pequeño mercado en el jardín de una casa. Eché un rápido vistazo, pero no encontré nada que pudiese interesarle a un chico de mi edad.
Un hombre triste y cabizbajo, con el brazo en cabestrillo y varios vendajes, salió de la casa. Al verme me dijo que tenía algo para mi, y sacó una caja con un montón de videojuegos, entre los que estaba el nuevo Mortal Kombat.
Me dijo que me llevara el que quisiera, que eran de su hijo pero ya no los iba a usar.
Yo no me lo podía creer. Finalmente había conseguido el juego y sin tener que gastar nada.
Mientras volvía a casa, impaciente por probarlo, me fijé en que la carátula parecía distinta. Las caras de los personajes en las fotos tenían gestos grotescos, todo estaba teñido de un tono rojo sangre, y en el logo del título había dos siglas, S.E.
Me ilusioné aún más al pensar que me había hecho con una Special Edition y llamé a mi mejor amigo para que viniera a jugar conmigo.
Los dos éramos fanáticos del género de lucha y siempre probábamos juntos los nuevos lanzamientos. Nunca he vuelto a tener un compañero como él.
Al encender la consola, en la pantalla de título, descubrimos que las siglas S.E. significaban realmente Satanic Edition.
No habíamos oído hablar de una versión de este tipo, pero parecía un reclamo prometedor. De pronto la pantalla se oscureció y apareció un simple mensaje:
“Estás a punto de entrar en Mortal Kombat Satanic Edition. No habrá marcha atrás. ¿Estás seguro de continuar?”
Sin dudarlo un instante pulsamos “continuar”.
De repente, comenzó a sonar la sinfonía del juego, pero con un ritmo más lento y un tono más lastimero. Además, si te parabas, se podía oír un ruido de fondo, que se parecía mucho a quejidos y lamentos humanos.
Estábamos impresionados con la producción del juego, pero la mayor sorpresa vino en el menú de selección de personajes.
Aparecía un luchador nuevo que no había visto en ninguna de las versiones anteriores. Se trataba de un siniestro demonio con alas, cuernos y el cuerpo rojo, que se llamaba Dark Demon.
Rápidamente me adelanté a mi amigo y me lo pedí. Lo más extraño es que en ese momento, el título de la pantalla, que decía; “Elige a tu jugador”, se convirtió en “Listo para morir”.
Mi amigo seleccionó a su personaje clásico favorito Sub-Zero. La verdad es que él era mucho mejor que yo, se sabía todos los combos y fatalities de memoria. Así que yo necesitaba cualquier ventaja que pudiese darme aquel nuevo personaje.
Resultó ser muy poderoso, tanto; que gané el primer asalto casi sin esfuerzo.
De hecho, por momentos, tenía la extraña sensación de que el demonio se movía a su propia voluntad. , sin hacer caso a mis controles y cebándose en el rival.
Cuando volví la vista a mi amigo, lo noté algo extraño. Tenía muy mala cara, parecía exhausto y sudaba nerviosamente.
Le pregunté y me dijo que se encontraba bien, que quería seguir. Nunca olvidaré sus palabras:
“Es que me he metido demasiado en el juego”.
Continuamos, y en el segundo asalto, tras mucho esfuerzo, consiguió tomarse la revancha y vencerme por muy poco. Recuerdo que en esa ocasión fui yo el que tuvo una sensación de frío intenso cuando me congeló con su ataque y un cansancio extremo que llegaba a ser doloroso.
Me miró de modo extraño, con una expresión siniestra de triunfo y rabia. Pero en vez de asustarme, me sentí más espoleado y lo desafié con un “hay que desquitarnos, vamos a seguir”.
La pelea fue sangrienta y encarnizada, con los dos combatiendo al límite de nuestras fuerzas, como si supiésemos que había algo más importante en el juego.
Cada golpe me dolió como si realmente me lo hubieran dado a mi. Recuerdo también los gruñidos de sufrimiento de mi compañero.
Los dos mejores amigos de repente éramos los enemigos más mortales.
Y en el último suspiro, cuando los dos estábamos al límite de energía, gané yo.
Estaba completamente eufórico, tenía una sensación de poder que no había sentido nunca. Y con una terrible sed de sangre, hice la combinación de movimientos necesarios para el remate final.
De repente recuperé la consciencia, y sentí algo húmedo y caliente en mi mano. Giré la vista y vi que tenía el corazón de mi amigo, todavía palpitante, que le había arrancado directamente del pecho.
Alcé la cabeza y pude ver como él me miraba con unos ojos vidriosos de pánico, que parecían decir que su vida había sido demasiado corta.
No podía creerlo cuando vi mis manos ensangrentadas y la espuma saliendo de su boca. Estuve allí parado, sin pensar, compadeciéndome de mí mismo.
Matar en un videojuego parece fácil, pero en la realidad… creo que en aquél instante me sentía casi tan aterrorizado como él.
Y lo estuve más aún, cuando de repente, empezó a hacer un calor intenso en la habitación y un resplandor rojo que provenía de mi espalda, empezó a teñirlo todo a mi alrededor.
Intenté girarme para ver, pero unas garras me inmovilizaron desde atrás. En la pantalla ahora se veía un lecho interminable de cadáveres apilados y medio devorados. Una náusea me invadió y estuve a punto de vomitar cuando un aliento, acompañado de un fuerte olor a azufre, susurró tras de mi:
–¿Listo para otra partida?–
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