Cuento de hadas la doncella sin manos. |
Seguro que en estos artículos creepypasta habías visto un nombre que se repite mucho, el de los hermanos Grimm.
Fueron dos investigadores alemanes del siglo XIX que se decidieron a recopilar fábulas en su versión más popular, la que se contaba de padres a hijos.
Gracias a ellos hemos conocido el origen sombrío de leyendas como Rapunzel, Hansel y Gretel, la Cenicienta, Caperucita Roja o Blancanieves.
Hoy les traemos otro de sus cuentos, no tan conocido pero igualmente tenebroso, la doncella sin manos.
Érase una vez un molinero al que le fueron mal las cosas y se volvió muy pobre. Un día en el bosque se encontró con un extraño anciano que le ofreció grandes riquezas a cambio de lo que había detrás de su molino.
Pensando que se refería sólo al patio con el manzano, aceptó, y el viejo dijo con una sonrisa burlona que volvería en tres años para reclamar lo suyo.
Cuando el molinero volvió al hogar, se dio cuenta de su error. Detrás del molino estaba su hija, barriendo el patio.
Había sido engañado por el mismo diablo.
Durante esos tres años la muchacha se mantuvo limpia y se amparó en Dios. Así; cuando este vino a por ella, no pudo llevársela.
Mandó al molinero a esconder el agua, para que no pudiese lavarse. Pero ella pasó la noche llorando sobre sus manos, por lo que se mantuvieron limpísimas y el diablo tampoco pudo llevársela esta vez.
Entonces ordenó al molinero que le cortase las manos, o le arrebataría su alma. El campesino obedeció temeroso, pero la muchacha, que se mantuvo obediente, pasó otra vez la noche llorando sobre sus muñones que quedaron limpísimos.
El diablo desistió vencido, y la joven abandonó su hogar. No podía seguir viviendo con su padre después de lo que le había hecho, y partió en busca de alguien más compasivo.
Después de mucho caminar, llegó al jardín del Rey, cuyos árboles estaban cargados de frutos. Al estar hambrienta intentó alcanzar alguno, pero le fue imposible y pidió ayuda a Dios.
Un ángel bajó del cielo para ayudarla y consiguió comer unas cuantas peras. Al día siguiente, el rey que tenía los frutos contados, paseó por allí y se dio cuenta de que faltaban algunos.
Se enteró de la existencia de la muchacha a través del jardinero, que había presenciado la escena y decidió esperar su vuelta esa misma noche.
El Rey se presentó ante ella para conocer su historia.
Compadecido por todo lo que había pasado, y enamorado de su belleza, la convirtió en su esposa y mandó fabricarle unas manos de plata.
Pronto quedó embarazada, pero él tuvo que irse a combatir en la guerra. Así que la dejó al cuidado de su propia madre.
Cuando nació el bebé, le mandaron una carta con la noticia. Pero el mensajero se durmió por el camino y el diablo, todavía resentido, aprovechó para cambiarla por otra en la que ponía que la doncella había dado a luz a un monstruo.
Aún así, el rey contestó que cuidasen de ella hasta su regreso.
Pero el diablo volvió a intervenir y cambió la carta por otra en la que los ordenaba matar y guardar sus lenguas y ojos como prueba.
La madre del rey desolada. No fue capaz de semejante atrocidad. Le dijo a la doncella que huyese lejos con su hijo y se hizo con la lengua y ojos de un ciervo para completar el engaño.
La joven, desolada, volvió a pedir ayuda a Dios. El ángel regresó y la guio hasta una cabaña en medio del bosque, donde cuidó de ella y pudo criar a su hijo durante siete años.
El agradecimiento y humildad de la doncella conmovió a Dios, que hizo que le volviesen a crecer las manos.
Cuando terminó la guerra, el Rey regresó a palacio. El truco del diablo quedó al descubierto, y él desolado prometió recorrer el mundo sin descanso hasta encontrar a su amada y su hijo.
Pasó esos siete años errando de un sitio a otro, hasta que un día encontró la cabaña y al ángel. Este le ofreció de comer y beber, pero el Rey sólo pidió poder descansar.
La doncella se emocionó al reconocer a su amado y le explicó a su hijo quién era.
El niño reaccionó enfadado. Pensaba que no tenía progenitor en el mundo, solamente Dios como rezaba el Padre Nuestro.
Con el alboroto, el Rey despertó, pero no reconoció a su esposa ahora que tenía manos.
El ángel le mostró las manos de plata que había guardado y el monarca vio la verdad.
Rebosantes de alegría volvieron a palacio, donde celebraron una segunda boda y vivieron felices para siempre.
¿Que les ha parecido amigos?
Tiene un final feliz, pero la historia es bastante oscura…
Ya sabes que todos los cuentos tienen su moraleja, ¿cuál crees que es la de este? Compártela con nosotros si la haz descifrado.
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