Estaríamos vacíos… no tendríamos emociones.
Hace muchísimos años, un filósofo se preguntó: “Amamos y tememos, ¿puede alguien decirme por qué?”.
La ciencia tiende a responder mejor el cómo, que el por qué.
Hoy les hablaremos sobre el miedo. Sabemos que a la mayoría de ustedes les gustan mucho las historias de terror, así que hoy vamos a profundizar un poco más en ello e intentar comprenderlo.
El miedo tiene dos significados.
El primero es quizás el más conocido, es el que lo define como una sensación de angustia provocada por la percepción de que algo es peligroso. Sea verdad o no, es la creencia en sí misma lo que da lugar al miedo. Y la segunda lo define como un sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá algo contrario a lo que deseamos.
De nuevo en este caso, el miedo está impulsado por una creencia, pero esta vez en forma de temor a que algo no salga como queremos.
Pero desde visitas guiadas a casas encantadas o atracciones aterradoras, hasta películas terror. Hemos de reconocer que las actividades más aterradoras pueden ser también las más divertidas.
Pero; ¿qué hay de divertido en tener miedo?
Es verdad que cuando sentimos miedo, nuestro pensamiento crítico se apaga, no razonamos con claridad, por lo que aunque un peligro no sea real, no lo interpretamos así inmediatamente.
Es decir; cuando tenemos miedo, aunque sepamos que estamos viendo una película nada más, como no podemos razonar con claridad, la sensación de peligro es real, y esto hace que se activen los mismos sistemas que ante un atracador en la calle o si nos persigue un león con intención de comernos.
Pero cuando superamos un peligro, sea del modo que sea, nuestro cuerpo nos lo recompensa con una sensación de satisfacción. Es su forma de decirnos que lo hemos hecho, sea lo que sea que hayamos hecho, está bien, mientras ya no estamos en peligro.
Una de las hormonas que liberamos para lograr esta sensación es Oxitocina, que también está relacionada con la sensación de cercanía con otras personas cuando estamos asustados.
Por eso; nos gusta más ver las películas de miedo acompañados. Y si la experiencia es positiva y te deja con esa sensación de satisfacción, será un estímulo positivo que querrás repetir varias veces.
De esta manera comprendemos que el miedo es un mecanismo que intenta salvaguardarnos, protegernos de estímulos dolorosos o peligrosos o de resultados y circunstancias indeseables. Un poco es muy útil, evita que tomemos riesgos absurdos y, de ese modo; nos ayuda a preservar la vida.
Pero mucho, puede llegar a dominar demasiado nuestras acciones. Después de todo, se basa en creencias que a menudo no son ciertas: como la creencia de que si no consigues algo, no serás feliz o la creencia de que un examen te va a salir mal, incluso cuando lo haz estudiado.
Y cuando los miedos se descontrolan, aparecen las fobias. Fobia viene del griego, ‘Pánico’, hijo de Ares; el dios de la guerra y Afrodita; la diosa de la belleza y el amor.
Pánico era la personificación del miedo y hoy en día se utiliza el término fobia para llamar a los miedos desproporcionados que limitan mucho la vida de las personas.
Y son muy diversos: desde la acrofobia; miedo a las alturas, la claustrofobia; miedo a los espacios cerrados, hasta la xenofobia; miedo u odio hacia los extranjeros o extraños y la fobia social; miedo a hablar en público.
Pero ahora si; vamos más allá: ¿qué sistemas son esos? ¿Cómo se produce esa sensación en nuestros cerebros?
Resulta que en nuestros cerebros tenemos varias estructuras interconectadas que juntas forman lo que conocemos como ‘Sistema Límbico’ y este Sistema es fascinante, nos ha ayudado mucho a lo largo de la evolución y hasta el día de hoy a sobrevivir y reproducirnos e incluso este Sistema influencia algunos comportamientos.
Y es que el Sistema Límbico juega un papel fundamental en las emociones, la memoria, la atención, el comportamiento alimentario y el comportamiento de apareamiento, que nos ayuda a asegurar la supervivencia de la especie.
El organismo entiende que si no huimos ante el peligro, nos estamos preparando para luchar contra el y la amígdala, uno de los principales componentes del Sistema Límbico, está regulada por el Circuito de Papez, otro Circuito que lo que hace es regular el comportamiento de este Sistema para evitar que estemos muertos de miedo durante el combate.
Aunque a veces, somos nosotros mismos los que estamos indecisos y no es tan raro ver a alguien enfrentándose a un peligro luchando muchísimo contra las ganas de salir corriendo.
Al fin y al cabo, el miedo y el amor son emociones necesarias que nos cuestan mucho controlar y que tienen un mismo culpable: el Sistema Límbico.
Guau; ahora entiendo un poco mejor por que disfruto tanto leyendo novelas de Stephen King.
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