Stephen King
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Ha vendido más de 350 millones de libros, publicado más de 60 novelas, muchas de ellas llevadas al cine, hasta dirigió una película y su nombre es el mejor sinónimo de terror.
Hablamos cómo no del gran Stephen King, que no podemos olvidar en nuestro especial de Halloween.
Aunque su infancia no fue un relato de miedo, las dificultades que pasó sí le sirvieron de inspiración en sus obras.
Muchas de ellas están ambientadas en Maine, al noreste de los Estados Unidos, donde nació el 21 de septiembre de 1941.
En aquella época era una de las zonas más pobres del país.
Su padre Donald King era un modesto vendedor de aspiradoras, que además abandonó a la familia cuando Stephen tenía sólo dos años de edad.
Su madre Ruth Pillsbury tuvo que hacerse cargo de él y de su hermano mayor David, que era adoptado.
A menudo tenía que compaginar dos o tres trabajos para mantener a la familia y dejar a sus hijos solos en casa porque no podía pagar una niñera.
David y Stephen pasaban los horas leyendo relatos y cómics de terror.
Probablemente ahí nació su obsesión y entre sus favoritos estaban las historias de “Cuentos desde la cripta” y “Drácula” de Bram Stoker.
Después de varios años de mudanzas, la familia se estableció finalmente en Portland cuando Stephen tenía once años.
Allí vivió uno de los hechos más traumáticos de su vida. Mientras jugaban presenció como uno de sus amigos quedó atrapado en unas vías y murió arrollado por el tren.
Aunque él siempre afirma que no recuerda nada de aquello.
De adolescente siempre presumía ante todos de no asustarse por nada.
Seguía leyendo todos los libros de miedo que caían en sus manos y cuando tenía algo de dinero siempre iba al cine a ver películas de terror y ciencia ficción de serie B.
A los trece años, rebuscando en su desván, hizo un descubrimiento que le cambió la vida. Al encontrar unos manuscritos que le dejó su padre se enteró de que había intentado convertirse en escritor, pero nunca le publicaron nada.
Stephen se propuso conseguir lo que su padre no había alcanzado y después de muchos rechazos, con dieciocho años de edad, consiguió publicar su primer relato, “Yo fui un ladrón de tumbas adolescente”.
Contaba la historia de un chico que robaba cadáveres para un científico loco y estaba inspirado en su propia experiencia, trabajando ocasionalmente como enterrador en el cementerio local.
También tuvo otros trabajos como conserje o empleado de lavandería, necesarios para poder pagarse los estudios.
Pero finalmente logró asistir a la Universidad de Maine donde estudió Artes en lengua inglesa.
Precisamente fue en la librería de la facultad donde conoció a su esposa, Tabitha Spruce, también escritora.
Tuvieron a su primera hija Naomi Rachel en 1970 y se casaron al año siguiente, en cuanto pudo graduarse.
Se instalaron a vivir en un pequeño remolque y aunque siguió publicando relatos cortos en revistas para adultos, tuvo que aceptar un trabajo en una academia de Inglés para mantener a su familia.
En sus pocos ratos libres, se encerraba en la soledad del cuarto de la caldera de su casa a escribir.
Entre medias nació su segundo hijo, Joe Hill y aunque Stephen siguió enviando manuscritos de nuevas novelas, ninguna llegó a publicarse y empezó a desesperarse.
Un día Tabitha rescató del contenedor de su casa un manuscrito que él había desechado. Se titulaba “Carrie” y contaba la historia de una adolescente marginada, presionada por una madre controladora, que desarrollaba poderes psíquicos y se vengaba.
Stephen pensaba que no sabía retratar personajes adolescentes, pero su mujer le convenció para que lo reescribiera y lo mandara a la editorial.
El resultado fue su primer gran éxito de ventas, que no sólo le permitió salir de la vida modesta y dedicarse por completo a la escritura, sino que fue llevado al cine unos años después por Brian De Palma. También con gran éxito.
Su siguiente obra fue “El Misterio de Salem’s Lot”, la historia de un vampiro que llega a un pequeño pueblo de Main y poco después tuvo a su tercer hijo, Owen.
Tras esto, Stephen sintió que su familia y él necesitaban unas vacaciones, así que se fueron a pasar una temporada a un gran hotel en la montaña, que en aquella época del año estaba desierto.
Vagando por los pasillos vacíos se le ocurrió su nueva novela, “El Resplandor”, donde un niño con poderes psíquicos se ve amenazado por los espíritus que habitan un hotel y que vuelven a su padre alcohólico contra él y su propia madre.
Además de convertirse en un best-seller, fue llevado al cine por el gran director Stanley Kubrick, aunque Stephen no quedó muy satisfecho con el resultado.
Mientras tanto siguió con su frenético ritmo de escritura y pronto tenía lista una nueva novela, “Rabia”.
Sin embargo, las editoriales no permitían a sus autores publicar más de una novela al año, para mantener su prestigio.
La solución para Stephen fue inventarse un pseudónimo, Richard Bachman, bajo el que llegó a publicar esta y seis novelas más.
Además, se aseguró de que tendría más poder de decisión sobre las adaptaciones de sus obras al cine, y hasta llegó a ponerse detrás de la cámara para dirigir “La Rebelión de las Máquinas” en 1986, aunque tuvo escaso éxito.
Pero los ochenta fueron también una época difícil para Stephen, al tener que lidiar con su adicción al alcohol y otras drogas, que logró superar con la ayuda de su familia y amigos.
Y siguió publicando best-seller como “Cementerio de Animales”, en la que convirtió la costumbre que tenían sus hijos de enterrar a los animales que morían atropellados delante de su casa, en la historia de un padre que resucita a su hijo recién fallecido.
Otros fueron llevados también al cine, como “It”, el relato del terrorífico payaso, que se basaba en una anécdota de su infancia en Maine.
O “Misery” la historia de un escritor secuestrado por una fan, que reflejaba su miedo a los acosadores que le empezaron a perseguir cuando se hizo famoso.
Otro de los hechos que marcaron la historia de su vida fue el accidente que sufrió en 1999, cuando un coche le embistió mientras caminaba por la carretera y por el que tuvo que someterse a varias operaciones y un largo periodo de reposo y rehabilitación.
Sin embargo, consiguió seguir adelante con su obra y por supuesto, convirtió la experiencia en una nueva novela; “Buick 8: un coche perverso”, la historia de un vehículo asesino con vida propia.
Desde entonces ha continuado con su prolífica carrera, publicando una o dos novelas por año y recibiendo multitud de premios, con los que podríamos llenar otro artículo.
Podemos mencionar entre otras “La Zona Muerta”, “Cujo”, “La Milla Verde”, “El cazador de Sueños” o “Cadena Perpetua”. Todas ellas llevadas al cine.
Aunque su última adaptación ha sido para la pequeña pantalla, con la serie de televisión Mr. Mercedes, un thriller psicológico acerca de un detective retirado, obsesionado con un caso de asesinato sin resolver.
Seguro que si haz visto algunas de ellas haz sentido el miedo que Stephen King sabe hacernos pasar. Pues les podemos asegurar que la experiencia es mucho más intensa con sus libros.
¿Se atreven a entrar en su mundo de terror?