La leyenda de la muelona
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La leyenda de la muelona, la Dientona o la Colmillona. |
¡Bienvenidos a un nuevo artículo de terror, amigos!
En esta ocasión volvemos a viajar a latinoamérica para conocer uno de sus personajes más oscuros y que más nos habían pedido a través de las redes sociales.
La leyenda de una mujer tan hermosa y seductora, como sanguinaria y mortal. Seguro que muchos ya lo han adivinado, estamos hablando de la Muelona, conocida también como la Colmillona o la Dientona.
Pertenece a la mitología venezolana y colombiana, sobre todo está presente en las leyendas que se cuentan en los pueblos de la región andina de este último país.
La describen como una mujer hermosa de cabellos largos y mirada penetrante. Pero su rasgo más característico es una dentadura afilada como la de una fiera, que puede destrozar fácilmente en cuestión de segundos a un animal grande como una vaca o un caballo, incluso a un ser humano.
Es tan prominente que la enseña constantemente, como si se estuviera riendo todo el rato. Además; suelta unas carcajadas estridentes y terroríficas, haciendo estremecer todo a su alrededor.
Suele aparecer a la orilla de los caminos y senderos hacia la última hora de la tarde, cuando empieza a oscurecer.
Se presenta ante los caminantes apoyada en el tronco de un árbol, intentando seducirlos con su atractivo. Pero cuando estos caen en su estrecho abrazo, los devora ferozmente.
Sus víctimas preferidas son los hombres perversos o de comportamiento dudoso. Principalmente jugadores empedernidos, adúlteros o maltratadores de sus esposas, y alcohólicos crónicos.
Aunque en general nadie está a salvo de su ferocidad. Sólo tiene una particularidad, y es que nunca ataca a los que tienen un hogar con niños recién nacidos o una esposa embarazada.
Su origen se remonta un par de siglos atrás, cuando abundaba en el país un tipo de mujer perversa y de mala reputación, que no era bien recibida por la sociedad.
Se dedicaban a engañar a niñas inocentes y corromper a los hombres que se dejaban llevar, llegando a destruir hogares y arruinar tanto a grandes fortunas como a familias modestas.
Una de ellas, conocida como la Maga, adquirió una fama que se extendió rápidamente por el llano, gracias a su negocio de adivinación del futuro.
Se dedicaba a resolver consultas amorosas arreglando, o mejor dicho desbaratando matrimonios. Cometió atrocidades incontables a través de sus artimañas, echando las cartas y leyendo las líneas de la mano.
Gracias a la creciente clientela y los contactos que fue haciendo, pudo ampliar su negocio, convirtiéndolo en una casa de diversión.
Este era su territorio de caza, donde conquistaba a los hombres incautos. Vaciaba los bolsillos tanto de los altos cargos del gobierno español, como de los criollos y hacendados más adinerados.
No tenía ningún tipo de reparo moral. Incitaba a las jóvenes a detestar la maternidad, dejó en la ruina a centenares de hogares con esposas abandonadas, y agotó grandes fortunas que invirtieron todo en ella.
Como consecuencia todo a su alrededor era depravación, vicio y tragedia. Cuando finalmente la Maga murió, la casa se llenó de un olor nauseabundo, hasta el punto de que todos sus habitantes y clientes tuvieron que abandonarla de inmediato.
Sólo una mujer, una de las protegidas de la difunta, se arriesgó a quedarse una noche allí, para así poder apropiarse de algunos utensilios de valor, como trajes y joyas.
Cuando se hizo de noche y fue a acostarse, al apagar la luz una enorme bandada de murciélagos invadió la habitación. Y una voz tenebrosa, casi como un susurro profundo, resonó en toda la casa.
"Tengo que vengarme de los hombres jugadores y perniciosos... ¡malditos!
Y de las mujeres livianas y descocadas. ¡Arderán conmigo en el infierno!
¡Yo soy la muelona!"
La aterrorizada mujer no pudo prender la llama de la lámpara para intentar defenderse, porque el constante aleteo de los murciélagos la apagaban, a la vez que la azotaban y arañaban la cara.
Desesperada y horrorizada, huyó de la casa arrastrándose como pudo. Una vez a salvo en la calle, corrió alarmada a contarles a todos lo que había presenciado.
Se formó un enorme revuelo, los vecinos vivían inquietos y aterrados con aquel lugar maldito al lado, pero nadie se atrevía a entrar.
Así que, finalmente; las autoridades decidieron prender fuego a la casa para intentar ahuyentar a lo que en ella habitaba, y dar algo de paz y tranquilidad al resto. Pero esta criatura cumplió lo prometido, y desde entonces acecha los caminos de la región en busca de sus víctimas preferidas.
Ya sabemos que ustedes no están entre ellos, amigos, pero por si acaso tengan mucho cuidado.
No se dejen engañar por ninguna mujer atrayente, porque su sonrisa puede esconder un destino macabro.