El autobus fantasma de Beijing |
Era la medianoche del catorce de noviembre de mil novecientos noventa y cinco (1995). Un autobús acababa de salir de la terminal de Old Summer Palace, en Beijing y se dirigía hacia Xiangshan.
A bordo viajaban dos conductores, un hombre al volante y una mujer de copiloto. El autobús se detuvo por primera vez en la puerta sur del antiguo palacio de verano, que era la residencia oficial de los emperadores de la dinastía Qing (1644-1911) antes de que lo destruyeran los soldados británicos en mil ochocientos sesenta (1860).
Se subieron a bordo cuatro pasajeros. Una anciana, una joven pareja y un chico. El autobús continuó avanzando. Cuando ya habían pasado por la puerta norte del palacio, el conductor divisó dos sombras que se movían en la carretera.
No era una parada oficial, así que podía no detenerse son problemas. Pero a esas horas, aquellas personas le dieron pena, así que decidió parar y abrir la puerta.
Se subieron tres personas. Eran tres hombres, pero uno parecía muy bebido. Los otros dos lo sostenían por los hombros y nadie podía ver su cara porque estaba completamente inclinada hacia adelante. Además; tenía un aspecto sucio y descuidado.
Los tres llevaban túnicas tradicionales vestidas, eran las de la dinastía Qing. Además, parecía que estuvieran maquillados, porque tenían una piel excesivamente pálida.
Se sentaron en la parte trasera del autobús e iban completamente en silencio. Los demás pasajeros se miraban unos a otros con cara de susto. Aquellas personas eran de lo más extrañas. Sin embargo; la conductora auxiliar los tranquilizó diciendo que seguramente serían actores y vendrían de un rodaje. Ella estaba segura de que había bebido después de grabar y por eso llevaban esa ropa.
La explicación los calmó a todos, excepto a la anciana, que no podía evitar mirar de vez en cuando a la parte de atrás.
Cuatro paradas más adelante, la joven pareja se bajó del autobús. Ya sólo quedaban los conductores, la anciana y el chico joven. Y en ese mismo instante, la señora mayor se puso a gritar. Decía que el joven le había robado el dinero.
El chico, que no entendía nada, intentó hacerla entrar en razón, pero no había nada que pudiese calmarla.
Ella misma pidió al conductor que parase en la próxima parada y que los dos se bajarían para ir a la policía. El chico que en realidad no había hecho nada, aceptó por educación.
El conductor hizo lo que le pidieron y ambos se bajaron del autobús. Nada más bajarse y ver el autobús alejarse, la anciana le dijo al chico: “Acabo de salvarte la vida”. Él no entendía nada, pensaba que aquella mujer estaba completamente loca.
Pero no era así. Ella le explicó que las tres personas con túnicas tradicionales eran fantasmas. Observándolos; se había dado cuenta que bajo las túnicas no había ni piernas. El joven no sabía si creer aquellas palabras, pero al día siguiente descubrió que todo era verdad.
El autobús trescientos setenta y cinco (375) no había regresado aquella noche a la base. La mañana siguiente, los noticieros abrieron con la noticia de la desaparición de ambos conductores y del vehículo. Al verlo, el joven y la anciana informaron de lo ocurrido a las autoridades.
Pero los policías no creyeron lo que decían y los mandaron a casa. Sin embargo, al día siguiente el autobús fue encontrado sumergido en un embalse, a unos cien kilómetros de la ruta original.
Dentro descubrieron tres cuerpos en avanzado estado de descomposición. Se trataba de los dos conductores y una tercera persona sin identificar.
¿Cómo era posible que los cuerpos en un sólo día se descompusieran tanto?
¿Qué hacía el autobús tan lejos de su ruta?
Amigos; el autobús fantasma es una leyenda urbana muy conocida. Tiene diferentes versiones dentro de China y muchas más en otros países. De hecho; la mexicana es también muy curiosa.
Si les interesa conocerla no se les olvide dejarlo en los comentarios para saber que la quieren conocer y lo publicaré en otro artículo.
Dentro de China, la misma leyenda varía de protagonistas. En una de ellas, el fantasma en lugar de ser tres hombres vestidos con una túnica tradicional, es una mujer vestida de rojo. Otra, afirma que cuando los policías encontraron el autobús, el depósito de gasolina estaba lleno de sangre. También cambia a menudo el número del vehículo.
En cualquier caso, es bueno conocerla para que puedan reaccionar a tiempo si se suben a un bus de madrugada y entra alguien extraño. Mejor prevenir que curar.
¿No lo creen amigos?
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