Juana de Arco (Jeanne d'Arc)

Juana de Arco (Jeanne d'Arc); joven campesina que es considerada una heroína de Francia por su papel durante la fase final de la Guerra de los Cien Añ

Juana de Arco (Jeanne d'Arc)
Juana de Arco (Jeanne d'Arc).

La Doncella de Orleans, Jeanne d’Arc o más conocida por nosotros como Juana de Arco, fue una líder militar en Francia durante los años 1429 y 1430. Juana nació el 6 de enero de 1412.

El apellido “de Arco” le viene de su padre, Jaques D’arc, aunque también se puede encontrar en los documentos como Darc, Tarc, Dare, Day… pero traducido viene siendo de Arco.

Jaques, junto a su esposa Isabelle Romee, eran dueños de unas 20 hectáreas en la comunidad de Domrémi, en Francia.

El padre de Juana además de agricultor era un oficial de poca importancia que dirigía la guardia local.

En el momento del nacimiento de Juana de Arco, Francia estaba envuelta en una larga guerra con Inglaterra, conocida como la Guerra de los Cien Años; un conflicto armado que duró 116 años cuyo propósito era resolver quién controlaría las enormes posesiones acumuladas por los monarcas ingleses desde 1154 en territorios franceses.

Desde los 7 años, Jeanne ya sabía que era especial, pues decía que presenciaba visiones místicas que la guiaban y protegían. Con el tiempo, se hicieron más vivas, apareciéndose Santa Catalina, Santa Margarita y San Miguel.

Las visiones le decían que tenía que ser buena y piadosa, pero con el tiempo fueron volviéndose más épicas.


En los primeros meses de 1429, en el transcurso de la guerra de los Cien Años y cuando los ingleses estaban a punto de capturar Orleans, esas voces la alentaron a ayudar al Delfín. más tarde el rey de Francia, Carlos VII, quien todavía no había sido coronado.

La voz; que era de San Miguel, el Santo Protector de Francia le decía que sería ella quien levantaría el Asedio de Orleans, que había comenzado en 1428.

Juana decidida a cumplir con su destino, trató de convencer a Robert de Baudricourt, comandante de una guarnición situada al norte de Domrémy, de que le proporcionase una pequeña escolta para ir a Orleans.

Pasó más de un año hasta que Juana consiguió que el comandante le hiciese el favor al ver que tenía la aprobación de los aldeanos. En 1429 cedió y le dio un caballo y una escolta de varios soldados.

Joan se cortó el pelo y se vistió con ropa de hombre para su viaje hacia la guerra. Cuando llegó sintieron desconfianza, pero al final acabaron aceptándola en la batalla donde los franceses acabaron venciendo.

Es difícil definir claramente el papel de Juana en el levantamiento de Orleans. Los historiadores destacan dos cosas diferentes, una que ella prefería el estandarte a la espada y que ejercía un fuerte impulso a la moral de su ejército.

Mientras que otros cuentan que era más que eso, era una tacticista de mucho talento y una estratega de éxito. Y todo esto con solo 17 años.

Tras la victoria en Orleans, surgió el nuevo apodo de Juana, La Doncella de Orleans y tras de esta le sucedieron varias victorias bajo su liderazgo para Carlos VII. Hasta que llegó su batalla definitiva.

El día 23 de mayo de 1430 debía defender Compiègne de un ataque de los Borgoñones, un bando asociado de los ingleses, esta ciudad estaba situada frente a un puente y era un posible punto de asedio.

Juana comandó su ejército contra las fuerzas enemigas, pero estas eran mayores de lo esperado y consiguieron capturar a la codiciada Doncella de Orleans. Juana de Arco fue entonces trasladada a Rouen para su juicio.

Entre el 21 de febrero y el 24 de marzo de 1431, fue interrogada casi una docena de veces por un tribunal, en el que la acusaron principalmente de herejía y sometieron a intensos interrogatorios.

En total, se presentaron contra ella hasta setenta cargos siendo el más grave de todos el de invención de falsas revelaciones y apariciones divinas.

Finalmente fue acusada de herejía y condenada a morir en la hoguera el día 29 de mayo de 1431. Al día siguiente fue ejecutada frente a una multitud estimada de 10.000 personas. Tenía diecinueve años.

Juana siempre vivió una vida llena de misticismo y su muerte no podía ser menos. Existe una leyenda que dice que su corazón sobrevivió al fuego sin dañarse.

Unos años después, el rey Carlos VII, ya con la guerra ganada, solicitó la revisión del juicio y Juana fue absuelta de los cargos. En 1920 fue declarada Santa y Patrona de Francia por el Papa Benedicto XV.

La guerra de los cien años; fue uno de los conflictos más largos y duros de la humanidad y aunque Juana no ganó la guerra, si le dió un giro de ciento ochenta grados, haciendo que una Francia casi derrotada comenzase su contraataque con más fuerza que nunca.


Bibliografía

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