Liu the killer. |
Todo comenzó una noche, la noche en la que Jefrey Woods, alias Jeff the Killer, enloqueció completamente y asesinó a sus padres y a su dulce hermano Liu Woods. Jeff se convirtió en un monstruo sin alma y con el puro deseo de matar. Pero; ¿en serio había muerto su hermano Liu después de recibir múltiples cortes y puñaladas?
NO, el hermano de Jeff
sobrevivió al brutal ataque. Lleno de rabia fue capaz de resistir,
deseoso de seguir con vida. Luego todo se volvió negro y se desmayó
hasta que la policía lo encontró al borde de la muerte, junto a sus
padres ya fallecidos.
Liu pasó meses en coma en el hospital, tras muchos trasplantes, operaciones y suturas, por fin se despertó.
Al abrir los ojos le pareció ver un ángel, aunque en realidad era Susan, la enfermera encargada de cuidarlo.
Ella se emocionó mucho al verlo, llevaba muchos meses esperando su despertar.
–Hola, soy Susan, ojalá te pongas bien, te deseo la mejor de las suertes.– Dijo ella susurrándole al oído.
Fueron pasando los días y Susan siempre estaba a su lado, cuidándolo con una sonrisa. Liu
no podía dejar de admirarla, admiraba que a pesar de que él todavía no
era capaz de hablar y apenas de moverse, ella había estado con él sin
desanimarse.
Esto le daba fuerzas para seguir adelante. Sin duda, Liu se estaba enamorando. Lo que no sabía es que la bella enfermera también se había quedado prendada de él.
Tras
unos días, el médico entró en su habitación y le explicó que la
operación que estaba a punto de realizar era muy delicada, pero que
tenía mucha confianza en él porque era un chico muy fuerte.
Entonces, fue trasladado a la sala de operaciones. El cirujano le colocó una mascarilla y le dijo:
–Cuenta hasta 10 poco a poco, pronto te dormirás y cuando despiertes, te encontrarás mejor que nunca.–
Liu
contó tranquilo, pero cuando llegó a diez todavía se sentía despierto,
quiso moverse pero no pudo, era como si su cuerpo se hubiera dormido,
pero él no. Entonces sintió una fría cuchilla apoyarse sobre su pecho.
La
cuchilla empezó a cortar y el dolor resultó casi insoportable, pero la
cosa no había acabado todavía, cada nuevo corte era más y más doloroso.
No pudo evitar recordar a Jeff atravesándolo una y otra vez con su cuchillo diciéndole:
–Shhhh… tranquilo, vete a dormir.–
Al despertar, lo primero que vio Liu fue a su ángel; Susan, con una hermosa sonrisa en la cara.
Se sintió tan feliz al verla, que consiguió saludarla:
–Hola Susan, soy Liu, espero que cuando salga de esto quieras salir conmigo.–
Ella empezó a llorar de emoción y aceptó sin dudarlo.
Por fin llegó el día en que Liu se recuperó y esa misma noche quedó con Susan, todo fue maravilloso, ella era perfecta para él.
Pero Liu todavía no había superado el incidente con su hermano, sintió que ir a su vieja casa le ayudaría a pasar página.
Como le daba miedo ir sólo le preguntó a Susan si podía acompañarlo,
–Claro que si Liu, haría cualquier cosa por ti.–
Cuando llegaron a la casa, la puerta estaba bloqueada, seguramente por la policía, para evitar que nadie se colara en ella.
Entre los dos empujaron una vez, dos veces y a la tercera vez (pausa) la puerta se abrió con dificultad.
Un
fuerte olor a cerrado y a podrido emanaba del interior de la casa. Todo
estaba muy oscuro, hasta que poco a poco los ojos de la pareja se
acostumbraron a la oscuridad, pudiendo así vislumbrar el horror
provocado por Jeff.
Los cuerpos habían
desaparecido, aún así todo estaba lleno de manchas de sangre. La casa
había acumulado una fina y densa capa de polvo.
Para Liu
era como vivir de nuevo el día en que su enloquecido hermano volvió a
casa. Subieron las escaleras y cuanto más se acercaban a su habitación,
peor era la escena.
Hasta que llegaron a la entrada de su cuarto que estaba rodeada de un cordón policial, Liu lo rompió en silencio y abrió la puerta.
Su habitación era la peor, había sangre por todos lados y en la pared del fondo podía leerse la frase; vete a dormir.
Al leer esto se quedó helado, de repente cayó al suelo y empezó a gritar, no podía dejar de recordar cada cuchillada que Jeff le había dado. Volver a la casa había sido una mala idea, Liu no podía parar de pensar en su hermano, lo escuchaba en su cabeza:
–Shhhh... vete a dormir…–
–Jeff ,te veré en el maldito infierno, cuando los dos hayamos muerto.–
Liu quería matarlo, acuchillarlo una y otra vez, una enorme sed de muerte y venganza recorrió todo su cuerpo.
–Liu, cariño, ¿estás bien?– Preguntó Susan desde las escaleras.
Él
agarró un cuchillo perdido en el suelo y corrió hacia la puerta y allí
estaba Susan, con su cara de ángel. Estuvo a punto de cometer una
estupidez.
Pero ¿qué le había pasado en esa habitación? Consiguió tranquilizarse y los dos salieron juntos de la casa. Susan lo vio temblando y asustado.
–Yo cuidaré de ti hoy.– Le dijo con su preciosa sonrisa.
De camino a casa un ladrón los asaltó y le robó el bolso a Susan haciéndole daño. Una rabia inmensa se apoderó de Liu
y quiso correr tras el atracador. Pero no una rabia normal, era una
rabia que lo incitaba a matar con sus propias manos, deseaba hacerlo con
todas sus fuerzas.
Le dijo a Susan que se fuera yendo para casa, agarró el cuchillo y acabó con la vida del ladrón, apuñalándolo repetidas veces.
Liu
en ese momento se dio cuenta que sus ganas de matar eran reales, se
había vuelto loco, no creía que pudiera pasar mucho tiempo hasta que
volviese a asesinar a alguien.
Nadie volvería a hacerle daño a Susan nunca más.
Pero no podía ir por ahí matando a todo el mundo, él no era el Jeff asesino, así que decidió sólo matar a la gente con maldad en su alma.
Pasó el tiempo y cada vez eran más y más los asesinados por Liu.
Se compró un traje de cuero porque así era más fácil limpiarlo, estaba harto de tener la ropa llena de sangre.
Una tranquila noche, salió a celebrar con Susan su aniversario a un restaurante. Liu estaba más enamorado que nunca, así que aprovechó y le pidió matrimonio. Obviamente Susan dijo que si, todo parecía perfecto…
Hasta que… en la salida, un maldito llegó con un arma y disparó.
Susan cayó. La ambulancia llegó demasiado tarde y Susan
murió. Lleno de ira, arremetió contra los médicos que iban en ella, si
hubiesen sido más rápidos quizás su ángel se habría salvado.
Los
asesinó a todos, pero esto no curó el dolor por la muerte de su amada.
Así que cogió un bisturí, se cortó una sonrisa en la boca para luego
cosérsela, así nadie podría notar que en realidad estaba sufriendo por
dentro.
Después se cosió la fecha de la muerte de Susan en el pecho, al lado del corazón, así nunca olvidaría que este mundo cruel, le arrebató lo único que amaba.
A partir de entonces Liu Woods se hace llamar Homicidal Liu, y se pasea dando muerte a todo el que parece feliz, pues si él ya no puede serlo, NADIE DEBERÍA.
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